domingo, 4 de diciembre de 2016

Gran Paradiso (Alpes Italianos)

Para un recién llegado al mundo del alpinismo como yo, llegar a Chamonix, plantarte en mitad de la calle principal y rotar sobre ti mismo para contemplar ese sinfín de posibilidades que tienes alrededor…marca un antes y un después.
El valle de Chamonix está rodeado de un inmenso muro rocoso en forma de agujas, glaciares y cimas de nieves perpetuas. En un dia despejado podremos avistar desde cualquier punto del pueblo l’aguille du Midi, la de Grepon, el mount maudit, los glaciares de la mer du glace, bossons… y sobre todas ellas, la cima del Montblanc, imponente y cautivadora.
Muchas de estas agujas que se alzan a ambos lados del valle están conectadas por teleféricos y remontadores que hacen posible subir hasta cotas muy altas. Quizá la más visitada sea l’Aguille du Midi (3842m) que sale des de Chamonix y sube hasta los 3770m, con la posibilidad de coger un ascensor para llegar al punto más alto.
Nos alojamos en un camping cercano al bonito pueblo de ‘Les Houches’, bajo el inmenso glaciar de les Bossons, que según nos cuentan ha remitido mucho y muy rápido las últimas décadas.
Al día siguiente, cargamos trastos en la furgo y nos dirigimos hacia el túnel transalpino del Montblanc que conecta las poblaciones de Chamonix y Courmayeur, poblaciones francesa e italiana respectivamente. No recuerdo el importe exacto, pero preparad un billete de 50 euros para pasar el túnel y poder volver por él.
Tras 11km de túnel donde se han tomado muy en serio la seguridad a raíz del accidente ocurrido el año 1999, desembocamos en el Valle de Aosta, ya en Italia, para dirigirnos a los pies del Gran Paradiso donde aparcamos la furgo, preparamos material y encaramos una pista bastante transitada hasta el refugio Vittorio Emmanuele II, que recibió el nombre del monarca homónimo y fundador del parque nacional de Gran Paradiso, en la que seguramente sería la buena obra de su vida.
Pasamos la noche en el refugio, unos durmiendo y otros dando vueltas atormentados por el viento incesante que azotaba las paredes metálicas de la fachada. Poco después de acostarnos, sobre las 3’30h, suena el despertador. El viento ha remitido bastante, aunque el frio aprieta y hay bancos de niebla surcando las cotas altas.




Encaramos la pedrera que hay hasta un pequeño rio que baja del glaciar. Una vez remontado, hacemos una parada para calzarnos crampones y encordarnos. Es el momento de empezar a subir con un frío de narices y con el viento que empieza a hacer acto de presencia.





A la que ganamos altura y nos situamos en terreno abierto, ya podemos divisar entre la niebla la cima del Paradiso, así como el glaciar que se desprende de la cara oeste, mostrándonos una escena maravillosa de bloques y seracs abismales. 






La ‘vía normal’, como se conoce el acceso por la cara oeste, no alberga dificultad técnica, por lo que solo nos queda una larga prueba de resistencia hasta la cima, amenizado por un paso final demasiado masificado para poderlo disfrutar.
Sin tiempo para pensárnoslo demasiado, por el fuerte viento que nos sitúa en temperaturas por debajo de los -15ºC, encaramos la vuelta en la que descenderemos 2000m de desnivel hasta el parking.  




Ha sido un buen ejercicio de aclimatación y una primera toma de contacto con la alta montaña. ¡Las condiciones no han sido las mejores, pero…oh! Bienvenidos a los Alpes.

Avel Igual
GM Piolet - Sabadell


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